Ayer tuve un sueño.
Más bien no dormía, pero entendía que soñaba. Tras deslizarme de aquel sueño, tras descubrir el dosel, me invadió un terrible, pero tangible, verdad: ¡ Estaba Vivo!... Realmente vivo.
Inmediatamente, de golpe, entendí algo que años y años me repito. Como aquello que masticas, una y otra vez, pero nunca acabas de sacarle jugo. ¡Estaba vivo!. Pero ¿qué implica estár vivo?. Estar vivo es ... rajar de un golpe la crisálide, descubrirte gelatinoso y deleznable; Es tomar con pinzas de disección y mirar tus nervios tan largos como quebradizos; Es colegir, es inteligir, es rozar, no la idea sino el objeto en sí, del transcurrir de "tu caducidad".
Navegar extático sobre la corriente del tiempo, que no es tu "instante que se acaba", sin mirar el fin y sin vuelta atrás, eso es estar vivo. Es un climático ascenso de adrenalina en caída libre, desnudo y en picada contra el abismo de la eternidad.
Estar vivo es no querer cerrar los ojos ansiosos, porque estás muriendo.
Estar vivo es no querer domir porque estás muriendo.
No querer dormir el sueño... éste sueño.
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